LA NACIÓN: “Una ciudad a pie”
Ya comprendimos que las estadísticas de la difusión del COVID-19 que se publican diariamente en los boletines sanitarios es sólo un dato abstracto, números e índices de dinámicas en buena parte condicionadas por la trama concreta de las relaciones entre los espacios de nuestros territorios y nuestras ciudades; y justamente, distintas metrópolis se están preparando para afrontar «la nueva normalidad» de los próximos meses, interviniendo en la configuración y en los modos de uso del espacio público y colectivo.
En especial, en varios contextos se pone en evidencia cómo, a la luz del aumento de la necesidad de espacios para el desarrollo de las actividades cotidianas individuales y colectivas de la población, la escasez de espacio urbano a disposición no justifica la elección de destinar vastas áreas públicas al uso y al estacionamiento de vehículos particulares, según el principio que da prevalencia al derecho a la salud y al espacio público por sobre el derecho a la libre circulación en automóvil.
Entre abril y junio de 2020, la Comuna de Milán, consultando a sus propios ciudadanos, ha implementado una Estrategia de Adaptación que, sobre las directrices elaboradas con respecto a este tema por el Grupo de Trabajo de Recuperación COVID-19 de la red internacional C40 —presidido por el alcalde de Milán, Giuseppe Sala—, se funda sobre dos importantes iniciativas: el proyecto Calles Abiertas, para limitar la presencia y el uso de los automóviles en favor de la movilidad ciclística y peatonal, y el desarrollo de la denominada «ciudad en quince minutos», dónde los habitantes tendrán acceso a todos los espacios públicos y a los servicios necesarios para las actividades cotidianas dentro del límite de un cuarto de hora a pie.
En París, la alcaldesa Anne Hidalgo, ha tomado la decisión de eliminar la mitad de todos los estacionamientos en las calles de su ciudad, agregar 50 kilómetros de carriles para bicicletas y convertir una importante carretera central, Rue di Rivoli, en una vía ciclista. Estos pasos marcan un cambio fundamental hacia un ámbito público que se centra en las personas y no en los vehículos.
Al mismo tiempo, la ciudad de Nueva York emprendió una iniciativa expansiva de “calles abiertas”, cerrando temporalmente más de 160 kilómetros de carreteras a los automóviles para proporcionar más espacio para la recreación al aire libre en los cinco condados.
Artículo completo en Revista Notas CPAU y La Nación.