Tejido Urbano opina en Perfil: Alquileres y viviendas: radiografía del déficit habitacional
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Mientras los representantes del pueblo se reúnen para evaluar alternativas, el déficit habitacional se nos presenta como un problema recurrente. La falta de políticas públicas eficientes hoy permite que Argentina tenga un descenso en la cantidad de propietarios y cuantiosas limitaciones para alquilar una vivienda.
A esta tromba habitacional se suma la rentabilidad de los alquileres temporarios a extranjeros que reducen aún más la posibilidad de acceso para los inquilinos.
Recientemente, la Fundación Tejido Urbano realizó un análisis comparativo profundo de los últimos Censos. La evidencia refleja que la cantidad de personas aumentó 6 millones en Argentina, mientras que el proporcional de viviendas fue de 4 millones. Sin embargo, si profundizamos en la construcción de esas viviendas, quién las hizo, cómo, etc. los resultados que logramos recopilar nos dicen queel estado nacional y los estados provinciales hicieron un 11% de las viviendas, un 39% se realizaron a través de permisos, y poco más del 50% de las viviendas que se hicieron en la Argentina no se edificaron a través del estado ni del mercado, sino que se desarrollaron por fuera: anexando barrios populares, villas urbanas, entre otro tipo de edificaciones precarias.
Se trata de un fenómeno que amplía la mancha urbana no planificada, donde las personas lotean terrenos promoviendo un desarrollo de manera individual, que luego puede llegar a formalizarse como parte del crecimiento urbano.
Para bajar los precios de los alquileres “se debería incentivar la producción de metros cuadrado”
En cuanto a la Ciudad, los datos censales indican que hubo un aumento del 8% de la población y de un 16% de la vivienda. De las 220.000 viviendas que se sumaron en los últimos años, el Estado realizó sólo un 10%. Y, mientras que 160.000 fueron construidas en el eje de rentabilidad norte, las zonas más valorizadas, alrededor de 60.000 viviendas se hicieron en el eje sur de la Ciudad.
De éstas últimas, solamente 3000 se hicieron a través de permisos. Esto significa que hay una ciudad que crece con la renta inmobiliaria en el eje norte, en paralelo con otra que crece de manera informal, o por fuera las normas de la regulación del estado en el eje sur.
El mapa habitacional de nuestro país está sufriendo grandes cambios, con un fuerte descenso en la cantidad de propietarios. La Ciudad de Buenos Aires evidencia que sólo el 52% de los habitantes son propietarios, y cerca del 40% inquilinos. Se trata de un cambio profundo, ya que en el 2000 los propietarios eran alrededor de un 75% y un 20% eran alquilaban.
Entre medio de ambos censos hubo un proceso de inquilinización muy fuerte y el eje de renta norte es donde más aumentó ése proceso. Asimismo, se dio un fenómeno de corrimiento donde, por ejemplo, aparecen los adultos mayores alquilando, algo que no sucedía anteriormente y ahora es frecuente en el eje sur de la Ciudad. Esto sucede porque hay menos oferta de alquiler y las personas que tienen menos recursos van al eje sur. Ahí radican familias más numerosas y gran parte de los adultos mayores.
El eje norte, por su parte, presenta un mayor porcentaje de inquilinos que de propietarios, cerca del 55% alquila, con un aumento de hogares unifamiliares jóvenes. Pero hay un dato que resulta estremecedor, y es que de acuerdo a la ley de alquileres vigente, el 76% de las personas menores de 35 años no llegan a los 3 años de alquiler y terminan volviendo a vivir con los padres o, como opción alternativa, terminan juntándose con otras personas para poder pagar el alquiler.
Alquileres y viviendas: radiografía
En medio, se ha desatado un boom de viviendas para alquiler temporario. Un dato que no tiene un registro oficial certero ya que, el registro de alquileres temporarios de la Ciudad de Buenos Aires indica que se ofrecen cerca de 650 propiedades. Sin embargo, las páginas muestran más de 30.000 disponibles. Es un retrato que muestra la diferencia entre los registros y la realidad.
Sin dudas, cada quien busca mejorar su rentabilidad. A la par, el rol del estado es generar políticas que permitan equiparar las diferencias de mercado, o bien achicar las brechas para que el acceso sea más equitativo.