EL PAÍS: “El paisaje “desparejo” de Buenos Aires”
Analizando el tejido heterogéneo porteño
La heterogeneidad es el rasgo más evidente de la morfología urbana de Buenos Aires, a diferencia de la unidad de alineamientos y alturas que tanto admiramos en las ciudades europeas.
La extrema división parcelaria genera en muchos casos un ominoso paisaje dominado por las grandes paredes medianeras, carentes de aventanamiento.
Suele atribuirse esa rapsodia visual a las sucesivas y drásticas alteraciones de la normativa urbana, cuando no a la pecaminosa otorgación de excepciones a esa norma. Pero la verdadera causa debe buscarse en el excesivo optimismo (o más bien, la ausencia de cálculo) en la determinación de los coeficientes de constructibilidad urbana.
Quizás la solución a esos tejidos incompletos y a esos feos paredones medianeros parta de resignarse a convivir con ellos (o como anticipamos arriba, darlos de baja como “problema”). Podemos pensar en mecanismos más racionales de completamiento e incluso, por qué no, la habilitación de convenios entre vecinos para compartir espacio aéreo. También es posible imaginar la apertura de aventanamientos en muros divisorios, algo que en la práctica abunda en la ciudad y que en si mismo no es ilegal. Como estrategia, consolidar por un lado un tejido homogéneo, “europeo”, allí donde la ciudad lo haya generado; potenciar, por otro lado, un tejido “porteño”, diverso e intrincado a partir de la propia lógica que lo generó.
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