Debido a la crisis económica, 4 de cada 10 jóvenes vuelven a vivir con sus padres. Ya sucedía en Estados Unidos y varios países de Europa, pero ahora se instaló en Argentina.

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En nuestro país, 4 de cada 10 jóvenes de entre 25 y 35 años vive con sus padres porque no pueden acceder a una vivienda. Se trata de un problema presente en el país desde hace décadas.

Recientemente, un informe de la Fundación Tejido Urbano indicaba que el 35% de los jóvenes no había podido emanciparse. La precariedad laboral, el aumento de los precios, el costo de vida y las dificultades para acceder a una vivienda obligan a muchas personas a deshacer el camino de la emancipación.

Si bien es una realidad cada vez más presente en el mundo, en Argentina el problema se agrava por los bajos salarios y la poca accesibilidad a créditos hipotecarios.

Lo lamentable es que cada vez va a ser peor. Claramente, en Argentina hay una demanda latente de vivienda que no se está satisfaciendo.

Pero el fenómeno de la “desenmancipación” es un tema recurrente y preocupante también en Estados Unidos, donde ya se habla de la cantidad de baby boomers que no acceden a la casa propia o que no pueden pagar la renta y que han vuelto a vivir con sus padres.

Los jóvenes argentinos que optan por emigrar lo hacen, precisamente, en busca de estabilidad, quizás desconociendo que en las grandes ciudades del mundo también hay problemas con los costos de las viviendas. Es bastante frecuente ver a los migrantes compartiendo habitaciones.

El problema no reconoce fronteras y frustra las perspectivas de futuro de las nuevas generaciones. En nuestro país, el fenómeno de la generación boomerang viene de larga data y no parece encontrar pronta salida.