La otra cara del Hambre: La Habitacional

Nociones Corales
14 mayo, 2020

Por Alejandra Gutiérrez Rendón para la Fundación Tejido Urbano

"¿Qué significa alquilar dentro del circuito de la informalidad en tiempos de crisis? En los barrios populares prevalecen los acuerdos verbales y los vínculos de poder y de hambre."

La emergencia sanitaria ha agravado las problemáticas habitacionales en los barrios populares.

Por Alejandra Gutiérrez Rendón¹

En tiempos de pandemia y confinamiento una de las imágenes más recurrentes en redes sociales es la de la vivienda propia y ajena. El hogar es el escenario principal de la vida, aunque para muchos no sea así. En Latinoamérica más del 30% de la población vive en alquiler y sin esperanza de que su condición habitacional cambie. En los barrios populares este porcentaje aumenta y hace más profunda la brecha de inequidad y la falta de acceso a una solución habitacional definitiva.

¿Qué significa alquilar dentro del circuito de la informalidad en tiempos de crisis? En los barrios populares prevalecen los acuerdos verbales y los vínculos de poder y de hambre. Los inquilinos responden a estructuras organizadas que tienen múltiples piezas en alquiler con un costo aproximado de $ 5.000 mensuales y en las que rige la ley del más fuerte ante un desalojo, y otras veces responden a familias en igual nivel de carencia que sobreviven alquilando algunos cuartos con el mismo canon.

En todo caso, el desenlace es el mismo: el inquilino es el ser más débil en la cadena sociohabitacional y no parece haber ninguna respuesta a una posible situación de desalojo, lo que lo lleva a una situación de desahucio casi total.

Las políticas sociales estén enfocadas en la protección de la ciudadanía formalizada y es muy difícil pedir a los Estados que viren sus políticas hacia la protección de los no formales. En momentos de crisis los Estados evidencian sus carencias administrativas; hacen lo que está a su alcance cuando tienen voluntad, pero el cinturón administrativo, presupuestario y legal que los ata es más fuerte que su intención.

En estos casos de crisis social se puede sugerir que el alquiler o la solución habitacional se convierta en parte de la canasta básica familiar, pero no es fácil de efectivizar. Otra sugerencia es pedir apoyo y solidaridad para que las donaciones se destinen a cubrir una parte de las necesidades habitacionales de las familias más afectadas. No obstante, para quienes donan es un riesgo poner un recurso allí, dado que el hábitat no moviliza tanto como el hambre y es una necesidad invisible que genera menor empatía.

Recurrir a la negociación para evitar el desalojo es una acción que depende de la voluntad de las partes. Por más que participen entes de control y que se propongan acuerdos racionales y beneficiosos, la resolución no deja de pertenecer al mundo de las voluntades.

El inquilinato informal en los barrios populares es una problemática que no pareciera mostrar una solución pronta y que, por el contrario, con el pasar de los días se profundiza aún más.

El inquilinato informal es uno más de los problemas habitacionales que existen en los barrios populares de la ciudad.

¹ Socióloga Urbana de la Universidad de Antioquia (Colombia), actualmente maestranda en Desarrollo Urbano y Territorial de la Universidad de Quilmes (Argentina). Posee experiencia territorial de trabajo en villas y asentamientos informales.

Fotografías: Christoph Wesseman, trabajo propio, CC by 2.0: https://www.flickr.com/photos/28890724@N03/8359718184; By Aleposta – Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6099523