Déficit habitacional y falta de crédito hipotecario. En ADN

Déficit habitacional y falta de crédito hipotecario. En ADN

Para acceder a la nota completa hacer click aquí

 

(ADN).- “Sin crédito no puede haber vivienda». La sentencia de Fernando Álvarez de Celis rebotó en la sala Cortázar de la Biblioteca Nacional, como una realidad incontrastable y una interpelación a la dirigencia política argentina toda, que ha gobernado el país. «Las políticas públicas deberían fortalecerse en torno al crédito, para que se puedan mejorar las condiciones del hábitat” dijo el Director Ejecutivo de la Fundación Tejido Urbano al presentar el libro “El Sueño de la casa propia. Pasado, presente y futuro del crédito hipotecario en Argentina”, una investigación de Federico González Rouco.

Entre los datos relevados por la Fundación “encontramos que al ritmo que venimos, ante el déficit habitacional, las familias gastan cerca del 50% de sus ingresos en alquiler y estimamos que, de no haber intervención en materia de políticas públicas, esas personas en un futuro, en la vejez, tampoco van a lograr tener una vivienda”, alertó Álvarez de Celis.

Por su parte, González Rouco recorrió los distintos capítulos del libro, y sostuvo que: “en el mejor momento de Argentina el crédito hipotecario representó el 5%, esto pasó sólo 2 veces: con Perón y con Menem. Hoy cualquier país de Latinoamérica duplica ese número, mientras que en el nuestro tenemos el crédito hipotecario más bajo de los últimos 80 años”.

Ante este escenario, el autor consideró que “en el mercado inmobiliario está la idea de que los jóvenes no quieren ser propietarios, que prefieren viajar. Sin embargo –aclara- cuando se abrió la puerta al crédito, se tiraron de cabeza”.

En este sentido, el especialista afirmó que en el mundo la edad promedio para adquirir una vivienda es a los 30 años, son los milenials, quienes no pueden acceder a una casa propia. “Los que nacimos en los 80’s o 90’s nunca pudimos ahorrar, si bien esto también sucede en el mundo, en Argentina se profundizó. Somos los hijos de una generación que en los 90’s pudieron sacar algún tipo de crédito, y hoy no se puede. Ahí empieza un efecto de frustración que la Pandemia empeoró. Lo que se rompió en los jóvenes no es el aspiracional, sino la expectativa”.

Y concluyó, “el 45% de las personas entre 25 y 35 años vive con sus padres. Y hay muchos más propietarios con hacinamiento que inquilinos. La gente vive donde puede, no como quiere”.