En los barrios está la reactivación económica

Nociones Corales
14 agosto, 2020

Por Sebastián Castañeda para la Fundación Tejido Urbano

“Hoy más que nunca el Estado debe ser cuidadoso en el uso de los recursos, debe acertar en la inversión pública que realizará. Cualquier estrategia de reactivación económica debe maximizar el efecto multiplicador en términos de las condiciones de cuidado y de la reproducción de condiciones mínimas de vida.”

Ciudad Bolívar en tiempos de pandemia, todo por hacer.

Por Sebastián Castañeda¹

Hay consenso en el mundo sobre la importancia de aumentar el gasto público en tiempos de pandemia. Los fragmentos de una economía en cuarentena esperan de la inversión del Estado un salvavidas a la crisis.

Con la pobreza estructural que somete a los países latinoamericanos, marcada por contextos de profunda desigualdad, la idea de la cuarentena en casa pasó a ser una ficción. Todos los días vemos en las calles cientos de personas jugándose la vida por unos pocos pesos.

Hoy más que nunca el Estado debe ser cuidadoso en el uso de los recursos, debe acertar en la inversión pública que realizará. Cualquier estrategia de reactivación económica debe maximizar el efecto multiplicador en términos de las condiciones de cuidado y de la reproducción de condiciones mínimas de vida, siendo lo que reclama la economía para sobrellevar tiempos difíciles.

Sobre la trampa de las megaobras

Algunas ciudades latinoamericanas, como Bogotá, en la que me encuentro, se enfrentan a la dicotomía entre invertir sus recursos en grandes obras de infraestructura o priorizar programas de mejoramiento de escala barrial.

Para algunos, el aporte de la construcción de grandes infraestructuras, en términos del PIB de las ciudades, es razón suficiente para destinar a ellas los recursos de la reactivación económica. Se habla de la realización de vías troncales y modos de trasporte masivo en un contexto que ruega por el distanciamiento social.

Sin embargo, en países como Colombia se ha demostrado que la construcción de grandes infraestructuras, en términos de su estructura de costos, gasta mucho menos en mano de obra en comparación con la alta demanda de materiales, provistos generalmente por oligopolios de materias primas que se quedan con la mayor cantidad del presupuesto.

Al respecto, hay que aclarar que se cuestiona la capacidad distributiva de la gran obra de infraestructura en tiempos de pandemia, dado que se espera un efecto redistributivo que no necesariamente puede cumplir, debido a las pobres condiciones laborales ofrecidas (en Colombia, un obrero de la construcción recibe aproximadamente 230 dólares mensuales) y su estructura de costos.

De esta manera, invertir en grandes obras de infraestructura –que implican, entre otras cosas, la movilización de las personas hacia los puntos de intervención, aumentando la presión sobre los sistemas de transporte masivo– no cumpliría los fines redistributivos que necesitamos en la crisis.

En los barrios populares, la oportunidad

Por el contrario, la obra local, más intensiva en ocupación de mano de obra y con menores requerimientos de materiales costosos por la envergadura de su intervención, puede ser la oportunidad para la reactivación, a través de programas de generación de empleo que vinculen distintos esfuerzos asociativos de las comunidades y las economías de los barrios populares latinoamericanos.

Al tiempo que se mejoran las condiciones de urbanización de los barrios populares se genera empleo local, y con ello recursos para sobrellevar la crisis en las familias, a partir de una vinculación laboral que resulte dignificante y socialmente más provechosa que una transferencia monetaria no condicionada.

Las obras relacionadas con el mejoramiento integral permiten un mayor efecto multiplicador en la generación de riqueza, en tanto que emplean una mayor cantidad de mano de obra, y por lo tanto pueden tener un mayor efecto distributivo. Además, estas obras locales están próximas a la vivienda de los empleados, criterio importante para favorecer el distanciamiento social.

Las ciudades latinoamericanas con amplios déficits urbanísticos tienen la oportunidad de hacer apuestas ambiciosas de mejoramiento de barrios y reurbanización, que permitan saldar deudas históricas y reactivar economías locales a través de la inversión pública, en una apuesta redistributiva como premisa en tiempos necesitados de profunda solidaridad.

Con la pobreza estructural que somete a los países latinoamericanos, marcada por contextos de profunda desigualdad, la idea de la cuarentena en casa pasó a ser una ficción.
¹ Latinoamericano, creyente en la acción colectiva y la fuerza del hábitat popular. Investigador de Tejido Urbano.
Fotografías: Daniela Ardila.