Incluir al sexto

Nociones Corales
18 agosto, 2020

Por María Bernabela Pelli para la Fundación Tejido Urbano

“En estos días la palabra oportunidad resuena desde varios sectores. Como una oportunidad de cambio hacia ciudades más inclusivas, equitativas y democráticamente justas, no solo para el ser humano, sino también para la naturaleza que nos rodea. Pienso, ¿sabremos aprovechar esta oportunidad?”

En una ciudad hay miles y millones de “sextos” que quieren ser parte de ella y no pueden o no los dejan, sin darles casi ninguna explicación.

Por María Bernabela Pelli¹

En un grupo compartieron un cuento breve de Kafka, “Comunidad”, y quedé fuertemente impactada por el destino del sexto que intentaba entrar a una comunidad de cinco y no lo dejaban, una y otra vez.

Ellos tienen sus razones para sentir que no les hace falta nadie más y que, en definitiva, un sexto estorbaría… Pero el sexto insiste, quiere ser parte de esa comunidad, también tiene sus razones, pensé.

Las sensaciones al leer estas pocas palabras me remitieron inmediatamente a la exclusión y, más puntualmente, a pensar en aquel diferente excluido, el sexto.

En una ciudad hay miles y millones de “sextos” que quieren ser parte de ella y no pueden o no los dejan, sin darles casi ninguna explicación. Los de la comunidad de cinco de Kafka dicen que “Darle largas explicaciones significaría casi una aceptación en nuestro círculo”.

En estos tiempos de pandemia que estamos viviendo, los sextos se manifestaron. Están en un lugar hacia donde la comunidad tuvo que mirar y escuchar después de tanto tiempo de negación. Se escucharon distintas voces: Ramona, Víctor, José en Buenos Aires, el pueblo toba en Resistencia y varios más en otros lugares, demandando el cumplimiento de los derechos humanos para poder sobrevivir a la situación de emergencia sanitaria en la que nos encontramos desde marzo de 2020.

En estos días la palabra oportunidad resuena desde varios sectores. Como una oportunidad de cambio hacia ciudades más inclusivas, equitativas y democráticamente justas, no solo para el ser humano, sino también para la naturaleza que nos rodea. Pienso, ¿sabremos aprovechar esta oportunidad? ¿o la nueva normalidad de la que tanto se habla no será tal cosa, y volveremos a la situación pre COVID-19 como si nada hubiera pasado, en la que el círculo de la comunidad se cierra en cinco?

No está dentro de mis posibilidades responder a esas preguntas, que de alguna manera sería (pre)decir la evolución y los caminos que tomará la sociedad en un futuro inmediato; seguramente el tiempo se encargará de ello. Sin embargo, desde mi desarrollo profesional, como arquitecta interesada en el hábitat social humano desde una perspectiva integral y participativa, reconozco y quisiera poner en valor como ejemplo una iniciativa colectiva reciente que me aventuro a decir que podría dar lugar a esas oportunidades.

Se trata de una acción colectiva en la ciudad de Neuquén, cuya demanda se centró en que se reconociera el derecho a la ciudad y a un hábitat digno al 20% de la población que actualmente vive en 45 asentamientos precarios. Que, si bien la situación de gran vulnerabilidad es previa a la pandemia, con esta se puso en evidencia de manera más crítica, se visibilizaron las profundas desigualdades existentes en todas las dimensiones –socioeconómicas, culturales, habitacionales, urbano-ambientales, jurídicas–, al igual que en otras ciudades latinoamericanas. En este contexto, el intendente de la ciudad de Neuquén presentó el Plan de Reactivación Económica de la ciudad, con un gran presupuesto destinado a obras públicas, mediante las cuales se generará una importante cantidad de puestos de trabajo. Sin embargo, ese gran presupuesto de millones de pesos no prevé producir infraestructura, equipamiento básico ni servicios en ninguno de los asentamientos precarios mencionados.

Frente a esta situación se unieron varias voces desde distintos sectores sociales, encabezados por la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, seguidos por el Foro 2302 en defensa de los derechos de la niñez y la adolescencia y el Grupo por un Hábitat Digno, a los que adhirieron el obispo y el rector de la Universidad. Demandaron al Concejo Deliberante Municipal que se debata públicamente el criterio propuesto para la distribución de recursos destinados a tales obras, y manifestaron que las obras a construirse “deben promover igualdad e inclusión, a la vez que trabajo y reactivación”.

El resultado de esta iniciativa significó la aprobación (el pasado 16/07/2020) del Plan de Reactivación Económica “con modificaciones” basadas en la demanda del colectivo. En el mismo acto un presidente de bloque aprovechó para mencionar la riqueza del proceso, en el que se contemplaron los diferentes análisis hechos por los distintos actores sociales, y la importancia de la construcción social colectiva, capitalizando políticamente la acción.

Tanto el cuento breve de Kafka como la acción colectiva en la ciudad de Neuquén me impactaron fuertemente. Uno porque desde la ficción literaria muestra la existencia de aquel diferente excluido de la comunidad de cinco, al que no dejaban entrar, y la injusticia que eso significaba para el sexto, reflejando en pocas palabras un comportamiento de la sociedad actual que se reforzó y visibilizó con la pandemia. La segunda, que tiene el valor adicional de ser una historia real reciente, me recuerda la fuerza que puede tener la unión de varios sectores sociales en una acción colectiva para garantizar los derechos humanos tales como el hábitat digno, sobre todo a la población más vulnerable, y de esta manera transformar la acción de un Gobierno local que hubiera seguido profundizando la exclusión y las desigualdades en un Plan que garantiza el derecho a la ciudad de la totalidad de los habitantes.

Uno mostró los laberintos y oscuridades humanas, y el otro las posibilidades, también humanas, de aprovechar las oportunidades que nos da este momento para revertir, en cierta medida, situaciones históricamente injustas.

Resistencia, 19 de julio de 2020

Están en un lugar hacia donde la comunidad tuvo que mirar y escuchar después de tanto tiempo de negación

“Somos cinco amigos. Una vez salimos, uno tras otro, de una casa. Primero salió uno y se colocó al lado de la puerta de la calle; después el segundo salió por la puerta, o, mejor dicho, se deslizó con la misma suavidad con que resbala una gota de mercurio, y se ubicó no lejos del primero; después el tercero; después el cuarto; después el quinto. Finalmente, nos pusimos todos en una línea, parados. La atención de la gente empezó entonces a centrarse en nosotros, nos señalaban y decían: ‘Los cinco acaban de salir de esa casa’.
Desde entonces vivimos juntos. Sería una existencia pacífica si no viniera siempre un sexto a entrometerse. No nos hace nada, pero nos resulta fastidioso, y eso ya es bastante. ¿Por qué se mete por la fuerza donde no se quiere saber de él? No lo conocemos, y no queremos aceptarlo con nosotros. Tampoco nosotros cinco nos conocíamos antes, y, si se quiere, tampoco ahora nos conocemos unos a otros; pero lo que entre nosotros cinco es posible y se admite, con ese sexto no es posible y no se admitirá.
Aparte de esto, nosotros somos cinco y no queremos ser seis. ¿Y qué sentido tiene, en definitiva, este permanente estar juntos? Ni siquiera para nosotros tiene sentido alguno. Pero nosotros ya estamos juntos, y continuamos así; pero no queremos una nueva unión, en razón, precisamente, de nuestras experiencias.
Pero, ¿cómo puede uno hacerle entender esto al sexto? Darle largas explicaciones significaría ya casi una aceptación en nuestro círculo. Preferimos no aclarar nada, y no lo aceptamos. Por más que saque trompa lo alejamos a codazos; pero por más que lo alejemos a codazos él vuelve.”

Comunidad, Franz Kafka (1920).

Editorial La Página, 2005. Traducción por Francisco Zanutigh Núñez.

¹ Arquitecta. Máster en Políticas Sociales, Planificación Estratégica para el Desarrollo Sustentable del Territorio. Docente, investigadora y extensionista de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo UNNE. Directora del Instituto de Investigación y Desarrollo en Vivienda (IIDVi FAU UNNE). Codirectora de la maestría en Gestión y Desarrollo de la Vivienda Social (FAU UNNE). Secretaria de Extensión y Transferencia de la FAU UNNE.
Fotografías: Ilustración del relato Comunidad, de Franz Kafka. Elke Rehder, 2001. Dominio Público; y Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC): https://www.filac.org/wp/comunicacion/actualidad-indigena/la-pandemia-puso-de-relieve-la-ancestral-discriminacion-a-pueblos-originarios/