Pandemia y cuarentena: ¿en qué nos estamos convirtiendo?

Nociones Corales
6 agosto, 2020

Por Mariana Rodríguez Ruiz para la Fundación Tejido Urbano

“Nos sobrevino un virus, una pandemia, pero ¿es ella el problema real? ¿o lo único que hizo fue patentizar algo que estaba latente en la sociedad, una enfermedad del hombre mismo?”

La ronda de los presos, Vincent van Gogh, 1890.

Por Mariana Rodríguez Ruiz¹

Una pregunta que muchos nos hemos hecho a lo largo de esta crisis es: ¿qué será de nosotros “el día después”? ¿Será esta la instancia propicia para realizar un cambio positivo? ¿O continuaremos cometiendo los mismos errores? Para proseguir con un correcto análisis considero que debemos distinguir bien dos términos que usualmente se presentan igualados: pandemia y cuarentena. Una cosa es el virus (pandemia) y otra cuestión es la gestión sanitaria, social, política y económica que se realiza para lograr minimizar los contagios (cuarentena). Si bien cada país ha actuado de diferente manera, lo importante es cuestionarse como ciudadanos responsables. Si reflexionar es considerado una pérdida de tiempo, entonces esta es la instancia para aprender a perder el tiempo. Es el momento de quitarle al tiempo su dimensión económica y comprender que no estamos en esta vida para aprovecharlo en términos productivos. Es la hora de empezar a cuestionarse. Y, en primer lugar, cuestionarse si la elegida fue la mejor estrategia. Y aunque lo sea, ¿qué consecuencias trae para las personas? ¿Qué tipo de patria forja? ¿En qué nos convertiremos?

En nuestro caso, Uruguay, lo hemos sobrellevado bien. Algo a destacar es la libertad que el Gobierno otorgó desde un principio a la sociedad uruguaya. Fue firme en sus medidas, pero nunca buscó imponerse, creando así un espacio donde reinaran la comunicación, la confianza y la libertad responsable. Tener claridad, en nuestro caso, ha sido clave para poder proyectarnos con mayor certidumbre. De todas formas, debemos aclarar que esta manera de relacionarse entre pueblo y Gobierno supone responsabilidad por el bien común, confianza y credibilidad mutua, entre otros; lo cual conlleva que, a nuestro modo de analizar la cuestión, estas medidas funcionaron aquí por cuestiones culturales y de idiosincrasia, pero probablemente no hubieran funcionado en otros lugares.

Por el contrario, la represión por parte de los gobernantes en otros países ha sido atroz. No solo no han sabido equilibrar lo sanitario, lo social, lo político y lo económico, sino que tampoco supieron establecer medidas claras, comunicarlas con transparencia, unificar y guiar al país con el ejemplo; en definitiva, ser gobernantes. Todo esto ha llevado, por un lado, a un alto grado de angustia, debido a la incertidumbre y a la incapacidad para proyectarse, porque para poder definir metas a presente y futuro hay que poder determinar tales límites temporales. Y también ha hecho brotar una gran decepción en múltiples sectores de la población, debido a la ineficacia de la gestión.

Pero ahora, volviendo a la pregunta inicial, ¿qué nos hace pensar que vamos a salir siendo mejores de esta situación límite? Más altruistas, solidarios, generosos, abiertos, cuando muchos sistemas lo que buscan es generar en el ser humano lo contrario; crear más fronteras, no ya las de los países, sino las de las casas, las del cuarto, las de nuestro propio cuerpo, las del barbijo. ¿Cómo hacer para no convertirnos en aquello que nuestro Gobierno ha dispuesto de nosotros? ¿Qué estamos haciendo para que esto no suceda?

Efectivamente nos sobrevino un virus, una pandemia, pero ¿es ella el problema real? ¿o lo único que hizo fue patentizar algo que estaba latente en la sociedad, una enfermedad del hombre mismo? ¿No será la cuarentena el reflejo de una sociedad alienada, individualista? ¿En algunos casos podríamos decir hasta totalitaria? ¿Inconsciente de su inconsciencia? E incluso podríamos preguntarnos algo peor: ¿y si la pandemia finaliza, pero la cuarentena no? Entendiendo, obviamente, la cuarentena en un sentido metafórico. Nos urge la necesidad de replantearnos lo que hasta ahora se entendió por hombre. Si este virus nos devuelve algo de la humanidad que hemos olvidado, habremos ganado mucho más de lo que hemos perdido.

 Algo a destacar es la libertad que el Gobierno uruguayo otorgó desde un principio a la sociedad. Fue firme en sus medidas, pero nunca buscó imponerse.
¹ Filósofa. Docente de nivel medio y superior e investigadora para la UCA en el área de Filosofía del Lenguaje.
Fotografías: Dominio Público, y KaosEnLaRed, CC by 4.0, https://kaosenlared.net/uruguay-el-virus-excusa-de-la-derecha-para-imponer-otro-ajuste/.