Perspectivas económicas de la pandemia

Nociones Corales
3 agosto, 2020

Por Eduardo Luis Fracchia para la Fundación Tejido Urbano

“Por lo tanto, la pospandemia es clave. Durante la crisis se puede hacer mucho, pero la gestión del 'día después' es determinante.”

En nuestro país la recesión estimada para el año 2020 es de dos dígitos, cercana a -12 %.

Por Eduardo Luis Fracchia¹

A lo largo de la historia mundial se han producido experiencias de epidemias graves. En el caso argentino en particular, se destaca la fiebre amarilla hacia 1870, con un impacto muy significativo principalmente sobre la población porteña.

Paradójicamente, la epidemia actual se presenta en un escenario de reconfiguración de la geopolítica mundial. El lugar en el que se inició esta pandemia, China, es una de las democracias contemporáneas bajo sospecha. Se encuentra en una fase de transición de poder con Estados Unidos que generó un conflicto comercial y disputas por el avance tecnológico, como el acceso a la conexión 5G.

En ese marco, falla el multilateralismo y las instituciones que deberían generar coordinación entre los países. Instituciones como el G20, Naciones Unidas y la propia OMS se presentan con poco liderazgo social. Esas fallas se hacen más evidentes debido a que analistas internacionales ya venían planteando que las amenazas mundiales para el siglo XXI estarán determinadas por las guerras, el calentamiento global y las pandemias. Más aún, personalidades como Bill Gates y los expresidentes de Estados Unidos Bush (hijo) y Obama venían advirtiendo acerca de la eventualidad de una crisis sanitaria como la que se inició en China a principios de este año.

Sin dudas, uno de los aspectos seriamente afectados por la pandemia de COVID-19 y el consecuente confinamiento social es la economía mundial. En el plano económico, esta crisis desconecta a la población con el circuito productivo, generando una disrupción en gran escala sobre la oferta agregada y, por lo tanto, fuertes restricciones sobre el ingreso y la demanda. En este sentido, de acuerdo al Fondo Monetario Internacional (FMI), las perspectivas de crecimiento económico mundial para este año, realizadas en junio, son sustancialmente negativas, -5,9%. No obstante, para el año 2021 la recuperación es auspiciosa, situándose en 5,4%.

En efecto, la pandemia a nivel mundial generó una crisis de oferta y demanda que se refuerza y amplifica en una gran escala. La crisis no es financiera como en el año 2008, pero puede llegar a serlo.

En el caso de nuestro país, el escenario se presenta diferente. Tenemos un verdadero estrés en el sistema sanitario público, el cual está liderando el desafío de la pandemia con restricciones estructurales de presupuesto; este es un aspecto muy particular en la economía argentina. Es notoria la falta de recursos fiscales y monetarios, lo cual hace que haya poca munición para contrarrestar esta recesión. En Argentina  se destinan recursos que representan el  3% del PBI, mientras que en otros países de la región, como Perú, los recursos representan el 10%, y en países europeos ese monto está cercano al 15%.

Se retira la marea y se ve la basura acumulada; en nuestro caso, el macrocefalismo descripto por Martínez Estrada en La cabeza de Goliat. Concretamente, en el 0,5% del territorio nacional tenemos un tercio de la población; informalidad urbana que supone un alto nivel de volatilidad en los ingresos y distribución del ingreso desigual con falta de acceso a las tecnologías. Ciertamente, una problemática histórica, en particular para el área educativa y sus efectos en la fuerza laboral. En Argentina, de acuerdo a los trabajos del economista del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS), Leonardo Gasparini, solo un cuarto de la sociedad puede trabajar en forma remota.

La tensión entre economía y salud es un clásico; lo que tenemos que tener en cuenta es que esto no constituye un  problema a optimizar, sino la tensión de dos valores: por un lado, la vida, y por el otro, el sistema recursos y sustento para la vida cotidiana que es la economía. Difícil conciliación, si bien hay ejercicios de optimización con las llamadas “cuarentenas inteligentes”. Esa tensión se circunscribe en el contexto de que en nuestro país la recesión estimada para el año 2020 es de dos dígitos, cercana a -12 %, mientras que la recuperación seguramente no sea en V, sino más moderada, similar a una U.

Por lo tanto, la pospandemia es clave. Durante la crisis se puede hacer mucho, pero la gestión del “día después” es determinante. Se requiere una salida política con liderazgo, un plan fiscal y monetario coherente, dar impulso a las exportaciones y evitar un intervencionismo estatal excesivo. Siendo clave, a su vez, la gestión sobre cómo moderar el crecimiento de la inflación asociado a la alta emisión, esta última como fuente de financiamiento necesaria para la contención social.

Estas líneas fueron escritas a comienzos del mes de julio. El panorama es muy preliminar, estamos en un proceso de crisis histórica que está en marcha. Nuestro planeta es un laboratorio social donde se está construyendo el libreto en el mismo escenario de los hechos.

El futuro económico del país y del mundo en la pospandemia se ve incierto.
¹ Ingeniero y economista IAE Business School.
Fotografías: KaosEnLaRed, CC by 4.0, https://kaosenlared.net/argentina-desigualdad-sistemica-endemica-pandemica/; y https://kaosenlared.net/argentina-la-economia-de-la-pos-pandemia-en-disputa/