Perspectivas pospandémicas: posibilidades desde la Ciudad llamada Maravillosa

Nociones Corales
22 julio, 2020

Por Luciana Andrade para la Fundación Tejido Urbano

“Podemos prever no solo el agravamiento de las ya precarias condiciones de la periferia, sino también la ampliación de la desocupación de los inmuebles no habitacionales de los barrios centrales y de las áreas de mayor poder adquisitivo.”

La pandemia del nuevo coronavirus destapó una realidad de precariedad social, habitacional y urbana histórica en las favelas de Brasil.

Por Luciana Andrade¹

Apenas comenzaron a surgir los primeros casos de COVID-19 en las principales ciudades brasileñas, los líderes de las favelas apuntaron a las particularidades de las periferias que afectarían de forma más dramática a la población pobre. La precariedad del sistema público de salud; la inviabilidad de hacer home office, debido a la naturaleza del trabajo muchas veces informal o precario, y hasta la densidad urbana y poblacional, que hace inviable el necesario aislamiento social, fueron problemas inmediatamente identificados. Otro de los agravantes de la realidad socioespacial de la periferia es el saneamiento, tanto a causa del irregular e insuficiente abastecimiento de agua como de la ausencia de un sistema mínimamente satisfactorio de desagües sanitarios. La realidad se torna todavía más dramática cuando consideramos la violencia doméstica y policial. Y como si estos problemas no fueran suficientes, para aquellos que se desempeñan en actividades esenciales el transporte urbano, que ya era de baja calidad, quedó aún más comprometido al verse reducida su regularidad.

La pandemia del nuevo coronavirus destapó, entonces, una realidad de precariedad social, habitacional y urbana histórica, que persiste hasta esta segunda década del siglo XXI a pesar de las innumerables intervenciones que alegaron ser una mejoría de las condiciones de vida en las ciudades: las remociones de las favelas, sean de forma específica o disimuladas, son notorias en este sentido. El agravamiento de las condiciones de habitabilidad de las viviendas de la clase trabajadora causado por la pandemia no puede ser el pretexto para la puesta en marcha de un modelo de urbanismo higienista, que ha demostrado ser nefasto para la ciudad en su conjunto.

No obstante, como anunciaron los analistas políticos, es inevitable la intensificación de la crisis económica que es consecuencia no solo del problema sanitario, sino también de los errores de la administración federal y, en varios casos, también de otras instancias. Dada la falta de medidas redistributivas, se espera un aumento sensible de la pobreza y de la concentración de ingresos.

Con respecto al espacio urbano, podemos prever no solo el agravamiento de las ya precarias condiciones de la periferia, sino también la ampliación de la desocupación de los inmuebles no habitacionales de los barrios centrales y de las áreas de mayor poder adquisitivo. En ambos casos, la posibilidad de superación solo tendrá lugar si somos capaces de reposicionarnos frente a los obstáculos estructurales.

En lo que respecta al campo de la arquitectura y el urbanismo, existen dos caminos, que pueden ser concomitantes, como posibilidades pactadas con amplios sectores de la sociedad, pero especialmente con la población periférica.

1. No es novedad que el problema del vaciamiento de las áreas centrales resulte en políticas que promuevan su rehabilitación; en algunos casos produciendo mayor segregación, pero en otros revelándose una oportunidad de redistribución del acceso a la ciudad consolidada. Los cambios profundos en la naturaleza del consumo han incrementado la ociosidad de inmuebles comerciales tradicionales. Si bien los shopping centers no lograron destruir barrios comerciales de ciudades como Río de Janeiro, el comercio electrónico parece amenazarlos, pudiendo esto profundizarse en los actuales tiempos de pandemia. Por su parte, el home office y la enseñanza remota, ambos adoptados de urgencia, pueden resultar en la reducción de los espacios especializados destinados a estos fines, lo que significará una falta de ocupación aún mayor de edificios institucionales y de servicios. Sin entrar en la discusión acerca de lo que esto puede representar en términos de la carga del trabajador, en particular, y de la población en general, podemos vislumbrar la necesidad de refuncionalización de los inmuebles urbanísticamente bien situados. La tendencia a mantener estos espacios vacíos con fines especulativos es previsible en un país como Brasil, donde los municipios no consiguieron instituir los instrumentos legales para la aplicación de la función social de la propiedad. Entretanto, si la pandemia efectivamente estuviera resultando en una inflexión del neoliberalismo, al rescatar el papel del Estado como mediador de las necesidades sociales, la adopción de un nuevo Estado de bienestar puede llevar a transformaciones que proporcionen la rehabilitación de inmuebles en desuso con fines habitacionales, lo que contribuiría a la desdensificación de las favelas.

2. Una segunda perspectiva se refiere al potencial de transformación del espacio físico llevado a cabo por la propia población. A pesar de los problemas de salubridad que puedan presentar las favelas, la práctica de la autoconstrucción también tiene sus cualidades, al producir ricas espacialidades, de modo que hay mucho que aprender de esta solución. Además de considerar la importancia de la urbanización y de las mejoras habitacionales en las favelas, es fundamental que la política urbana considere el “saber hacer” de los habitantes, quienes pueden ser potenciados mediante una formación técnica que, por un lado, les dé autonomía para tomar decisiones que representen mejoras sobre la transformación del espacio, y por el otro, los ayude a identificar cuándo es necesario el accionar de un profesional más calificado para la toma de determinadas decisiones. Aquí vislumbramos un gran potencial de trabajo conjunto con la formación técnica y universitaria, y con la participación de escuelas de arquitectura y urbanismo y de otras disciplinas. En este caso, la rigidez y el elitismo de la formación académica son los obstáculos a vencer, ya que su estructura dificulta la implantación de modos alternativos de formación.

Sabemos que la pandemia va a pasar. Pero, más que en la mayoría de los países latinoamericanos, el futuro pospandémico de Brasil se anuncia incierto. Mientras que el país se ha tornado una especie de paria sanitario por las acciones negacionistas en el enfrentamiento de la pandemia por parte del Gobierno federal, organizaciones no gubernamentales de las periferias, que ya hace tiempo venían contribuyendo para la construcción de una “ciudadanía efectiva” en los territorios marginados, ratifican su potencial, mitigando los efectos de la pandemia a través de una serie de acciones sociales. Y de este empoderamiento saldrán las respuestas.

Más que en la mayoría de los países latinoamericanos, el futuro pospandémico de Brasil se anuncia incierto.
¹ Arquitecta-urbanista, doctorada en Geografía por la UFRJ. Profesora de PROURB FAU UFRJ. Realizó investigación de posdoctorado en la BAUHAUS-Weimar y en PPGAU FA UFBA. Desarrolló varias investigaciones sobre favelas, conjuntos habitacionales y tomas, y actuó en proyectos de urbanización de favelas y rehabilitación de edificios tomados con fines habitacionales. Participó del Plano Estadual de Habitaçao de Interesse Social del Estado de Río de Janeiro.
Fotografías: KaosEnLaRed, CC by 4.0, https://kaosenlared.net/brasil-la-mortalidad-de-covid-19-tiene-una-determinacion-social-clara/ y https://kaosenlared.net/wp-content/uploads/2020/04/23-ab-bolso.jpeg
Traducción al castellano del original en portugués por Juan Manuel Sierra.