Viviendo en pandemia y después

Nociones Corales
28 mayo, 2020

Por Zaida Muxí para la Fundación Tejido Urbano

"Necesitamos ciudades mixtas en todos los sentidos, sin falsas dicotomías, ciudades que nos alberguen a todas las personas, que introduzcan la diversidad de personas y de actividades, que introduzcan la naturaleza no por adornar sino por ser parte imprescindible de nuestra vida."

La vivienda debería ser un derecho, y en el contexto de la pandemia se evidencian más las carencias sistemáticas.

Por Zaida Muxí¹

Parece que lo más efectivo, de momento, para detener el avance del Coronavirus, es quedarse en casa. Pero ¿y si no tienes casa? O ¿si tu trabajo es precario y no legalizado? O ¿si trabajas en servicios esenciales?

La situación provocada por esta enfermedad con su rápido crecimiento, dada la facilidad de propagación, ha puesto en jaque a nuestra civilización. Desvelando dos cuestiones fundamentales para enfrentar el futuro, por un lado, las grandes desigualdades e injusticias existentes, y por otro, que no hay planeta B, estamos todas las personas en el mismo barco. Estas situaciones de desigualdad y de ser parte inseparable de un ecosistema estaban ya ante nuestros ojos, aunque hubiera muchas personas que prefirieron no ver y no reconocer.

No hemos llegado casualmente a esta situación de colapso, y lo que con seguridad no deberíamos es seguir con el sistema y los valores que nos han llevado a esta situación. Nuestro modo de estar en este mundo, en nuestra casa ha sido abusivo, no nos hemos considerado parte de un orden complejo, sino dominadores y con ello hemos construido una sociedad piramidal y jerárquica que es injusta y autodestructiva. Una pirámide andropocéntrica (fig.1) que ha situado en su vértice superior al macho de una especie, los seres humanos, y todo lo que está por debajo, está allí para su uso y para su disfrute, sin importar consecuencias.

Figura 1. Fuente: Christopher Chase 2014 en Clara Montaner Augé- calaixambiental.wordpress.com

Ahora salen a preguntar y a responder desde muchos rincones del mundo, ¿cómo será la ciudad que se viene o cómo deberían ser las viviendas?, y personalmente, no creo que haya nuevas respuestas o soluciones nuevas per se. Se trata de replantearnos nuestra relación ecosistémica, lo que evidentemente incluye la sociedad humana. Sabemos muchas de las respuestas de cómo tiene que ser la vivienda y la ciudad, no ya post-covid que es coyuntural, sino como derechos humanos.

Las ciudades tienen que ser limitadas, para no consumir territorio, ni invadir aquellos espacios que necesitan otros animales y la propia tierra para su regeneración (acuíferos, bosques, selvas…) Para ello requerimos una planificación territorial equilibrada que se base en la vida y no en la extracción y la muerte. Necesitamos ciudades caminables, ciudades seguras, ciudades próximas. (fig.2)

Figura 2. Esquema de la proximidad y las 4 esferas de la vida de las personas. Fuente Col·lectiu Punt 6. Espacios para la vida cotidiana. http://www.punt6.org/, CC BY-NC.

Necesitamos ciudades mixtas en todos los sentidos, sin falsas dicotomías, ciudades que nos alberguen a todas las personas, que introduzcan la diversidad de personas y de actividades, que introduzcan la naturaleza no por adornar sino por ser parte imprescindible de nuestra vida. La naturaleza en su estado pre-humano y la naturaleza como fuente de vida y de alimento. En definitiva, naturaleza y ciudad aliadas, no compitiendo, ni una sometida por la otra. Necesitamos ciudades de encuentro, de los cuidados y de la producción. Una producción próxima necesaria, no infinita ni especulativa, sino al servicio de y para la vida. (fig.3)

Figura 3. Desequilibrio actual. Fuente: InterRed

Las viviendas que son sino un derecho, este debería ser nuestro principal reclamo y aspiración. Evidentemente, la vivienda sin ciudad no puede existir como la ciudad sin vivienda tampoco. La vivienda, las viviendas, deberían ser múltiples y variadas, adaptadas a nuestros diferentes momentos vitales, a nuestras diferentes agrupaciones de convivencia, viviendas que se acoplen como un traje a nuestro cuerpo y no a la inversa, no a todes nos sirve una talla 40 ni una 46. Viviendas con espacio exterior propio, con sol y aire-, viviendas con espacios flexibles y no jerárquicos. Viviendas para vivir y no para, a la inversa, sobrevivir para pagar por un derecho vital.

Me animo a soñar con que habremos aprendido, al menos una gran mayoría, y que buscaremos la manera de redirigir nuestra civilización, para un futuro a largo plazo que sea justo, en el que vivir en condiciones adecuadas de vivienda y ciudad sea un derecho universal, un derecho que sea cumplido.

La vivienda como diagrama de relaciones. Christine van Sluys y Esteban Jaramillo en Herramientas para habitar el presente. La vivienda del siglo XXI. Josep Maria Montaner, Zaida Muxí, David H. Falagan

¹ Doctora en Arquitectura por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, profesora en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y la Universidad Politécnica de Catalunya, integrante del jurado de la convocatoria Buenos Aires Publica, organizada por la Fundación Tejido Urbano.